Ayer amanecí con la triste
noticia de que Manolo Preciado, antiguo entrenador del Sporting y futuro del
Villareal se había ido. Es una noticia muy triste para el mundo del fútbol
español, ya que se ha ido un tío de verdad, auténtico. No quiero que esto sirva
en absoluto como condolencia ya que no soy absolutamente nadie y mi opinión en
un tema como este importa más bien poco, pero en esta vida hay que mojarse sí o
sí, y quería expresarla porque pienso que un tipo así reúne muchas de las
características que son admirables en un hombre de verdad. Cántabro de
nacimiento y sportinguista de corazón, Preciado era un tío duro, uno de esos
que no se calla lo que piensa, pero que no dice tonterías al contrario que
muchos otros. Hace unos meses, cuando tuvo un enfrentamiento con Mourinho,
llegué a pensar, muy erróneamente, “este tío de qué va”, pero luego si piensas
y das vueltas a las cosas te das cuenta de lo que valía ese hombre y de lo
equivocado que yo estaba. Era un tío que no le tenía miedo a decir nada, un
valor muy escaso a día de hoy, y, al igual que su rival por aquel entonces
Mourinho, eran personas que iban de cara, sin callarse, y eso mola. Mola porque
Preciado era un personaje exaltado, brusco en ciertos momentos, pero que no
decía ninguna tontería cuando abría la boca, y eso es muy importante. Vivía el
fútbol al límite, en todos los sentidos, escuchando la radio durante el partido
para saber el resultado de sus rivales directos, peleaba hasta el último
momento para sacar lo mejor de sus equipos. Preciado era para esta liga como
ese twist de limón que le da el toque
diferente al Gin Tonic, como esas últimas gotas de tabasco que hacen que el
Bloody Mary sea una delicia… daba un toque diferente a este fútbol tan plagado
de clichés y dominado por la pasta. Ver lo que sufrió este señor con la pérdida
tan temprana de su mujer, su hijo, su padre… y verle tan entusiasmado a cada
partido de su Sporting, viviendo cada segundo de cada minuto de juego, ver las
lágrimas en sus ojos al ser destituido por un presidente del Sporting con las
lágrimas saltándose también… Ver también como una vez, ya sin equipo que
entrenar, se presenta en un entrenamiento del Madrid, como él decía “para
aprender de los grandes”, saludando a Mourinho, a los jugadores, entablando esa
gran amistad que entre ambos entrenadores que surgió después de la disputa
original… En fin, es triste decir adiós a una persona tan auténtica y que yo,
que solo lo he conocido a través de televisión, personalmente, he admirado
mucho por todo lo que ha pasado y que siguiera al pie del cañón, como Dios
manda. Es triste pensar que ya no va a haber una persona así en nuestro fútbol.
Le digo adiós a un tipo especial, a un tío duro, a un hombre de bien. Y por una
vez, qué más da, no diré Hala Madrid y sí ¡Pucha Sporting!
No hay comentarios:
Publicar un comentario