viernes, 8 de junio de 2012

El triste adiós de un tipo duro


Ayer amanecí con la triste noticia de que Manolo Preciado, antiguo entrenador del Sporting y futuro del Villareal se había ido. Es una noticia muy triste para el mundo del fútbol español, ya que se ha ido un tío de verdad, auténtico. No quiero que esto sirva en absoluto como condolencia ya que no soy absolutamente nadie y mi opinión en un tema como este importa más bien poco, pero en esta vida hay que mojarse sí o sí, y quería expresarla porque pienso que un tipo así reúne muchas de las características que son admirables en un hombre de verdad. Cántabro de nacimiento y sportinguista de corazón, Preciado era un tío duro, uno de esos que no se calla lo que piensa, pero que no dice tonterías al contrario que muchos otros. Hace unos meses, cuando tuvo un enfrentamiento con Mourinho, llegué a pensar, muy erróneamente, “este tío de qué va”, pero luego si piensas y das vueltas a las cosas te das cuenta de lo que valía ese hombre y de lo equivocado que yo estaba. Era un tío que no le tenía miedo a decir nada, un valor muy escaso a día de hoy, y, al igual que su rival por aquel entonces Mourinho, eran personas que iban de cara, sin callarse, y eso mola. Mola porque Preciado era un personaje exaltado, brusco en ciertos momentos, pero que no decía ninguna tontería cuando abría la boca, y eso es muy importante. Vivía el fútbol al límite, en todos los sentidos, escuchando la radio durante el partido para saber el resultado de sus rivales directos, peleaba hasta el último momento para sacar lo mejor de sus equipos. Preciado era para esta liga como ese twist de limón que le da el toque diferente al Gin Tonic, como esas últimas gotas de tabasco que hacen que el Bloody Mary sea una delicia… daba un toque diferente a este fútbol tan plagado de clichés y dominado por la pasta. Ver lo que sufrió este señor con la pérdida tan temprana de su mujer, su hijo, su padre… y verle tan entusiasmado a cada partido de su Sporting, viviendo cada segundo de cada minuto de juego, ver las lágrimas en sus ojos al ser destituido por un presidente del Sporting con las lágrimas saltándose también… Ver también como una vez, ya sin equipo que entrenar, se presenta en un entrenamiento del Madrid, como él decía “para aprender de los grandes”, saludando a Mourinho, a los jugadores, entablando esa gran amistad que entre ambos entrenadores que surgió después de la disputa original… En fin, es triste decir adiós a una persona tan auténtica y que yo, que solo lo he conocido a través de televisión, personalmente, he admirado mucho por todo lo que ha pasado y que siguiera al pie del cañón, como Dios manda. Es triste pensar que ya no va a haber una persona así en nuestro fútbol. Le digo adiós a un tipo especial, a un tío duro, a un hombre de bien. Y por una vez, qué más da, no diré Hala Madrid y sí ¡Pucha Sporting!

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