Un hombre de bien bebe.
Punto. Lo dije el primer día y lo diré siempre. Beber es de bien y de buen
gusto. Se ponga como se ponga el personal. El sonido del hielo arañando el
cristal es de otro mundo. Beber y convertirte en un plasta es de mal. Es así,
¿no o qué? Alguien dijo alguna vez que hay que desconfiar de una persona que no
tenga vicios. Más razón que un santo. El que te diga que no bebe porque no
necesita beber para pasárselo bien miente. Te dirá eso porque no sabe beber,
que es distinto. Pero bueno, tíos moñas aparte vamos al tema. Un hombre de bien
bebe, pero jamás se arrastra. Uno puede beber y acto seguido liarla, y al día
siguiente pedir perdón y punto, no pasa nada, basta con no repetirlo. Pero lo que uno no puede hacer es
arrastrarse (metafóricamente hablando se entiende). Dignidad, maldita sea.
Todavía existe gente que dice que la barra es el lugar
del hombre, el macho alfa en su trinchera, la barra. Ja. ¿Oís mi risa? Un
hombre de bien se camufla en el medio, para eso está. El hombre de bien debe bailar, debe petar the dance floor si así el lo cree conveniente. Si toca bailar, toca
bailar. Y punto. O bebe más pintas que los ingleses en Londres si se tercia,
rompe más vasos de vodka que los propios rusos en Moscú. Si toca eso, toca eso
señores. Hay que adaptarse aunque uno no quiera.
Conversación. Apartado
tremendamente delicado. Partimos de la base de que es condenadamente odioso
todos aquellos que cuando beben se creen ministros de economía, barmans, pilotos de F1 o
peor aún, asistentes de cámara Billy Wilder. No, no y no. No se bebe para
sentar cátedra maldita sea. Buena música, cocktails y la mejor compañía. ¿Qué más se
necesita? Si hay un momento de silencio incómodo pues mano arriba y otra ronda.
¿Qué beber? Buena pregunta.
Todo menos agua. El agua es para las macetas como reza la sabiduría popular.
Ejemplo de buen beber (y de otras muchas cosas) es Bond. Es el claro ejemplo a
seguir. Allá vamos.
Vesper. Cocktail que toma el nombre de la tía que le partió el corazón a Daniel Craig en “Casino Royale”. Tres partes de ginebra Gordon’s,
dos de vodka, media medida de Kina Lillet (vermú), bien frío y con una
filigrana de limón… No words.
Bourbon. En vaso bajo, un par de hielos. De un par de tragos
la primera y luego se rellena y bebemos lentamente. Got
it.
Champagne. Taittinger, Krug, Dom Perignon o
Veuve Cliquot. Gracias al marketing ahora
ya solo bebe Bollinger, mejor aún. Acompañado, solo para algunos bolsillos, de
caviar. "Mira nena, hay ciertas cosas que no están permitidas, tales como beber
Dom Perignon del 53 a una temperatura superior a los 4º, es tan malo
como escuchar a los Beatles sin taparse los oídos" Dicho por Bond. Amén.
Vino. Bebe Chateau Angelus, del 82. No sabe nada el inglés
este.
Gin tonics. De ginebra normal, nada de florituras, Gordon’s o
Beefeater. Peel of lemon y chorrito de angustura. A lo old school.
Martini con vodka. El clásico. Mezclado no agitado. Uno es poco. Dos
roza el peligro. Tres son un exceso imperdonable. Como reza la imagen, si algo no se puede arreglar con cinta aislante o con un martini entonces no merece la pena arreglarlo.
¿Qué más os puedo decir?Maldito Bond, James Bond.
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