Ya es oficial. Es verano. Qué
miedo. Pese a que hace ya tiempo horteras ellos y ellas ya nos lo venían
diciendo, ellos con sus chanclas en pleno Madrid y ellas con sus bragas vaqueras
(porque no llegan a ser short vaquero, le faltan centímetros): el verano ya está aquí. Llega la época
del año en la que por suerte o por desgracia nos relajamos en todos los
sentidos. El que escribe incluido, faltaba más.
El problema del verano es que
también se relaja el buen gusto y los quehaceres del hombre y mujer de bien, y
eso, para una persona con algo de nostalgia de guillotina (gran cacharro
francés, todo hay que decirlo) y colmillo afilado como un servidor, es pie para
darle y darle a la tecla a base de poner verde a mis presas fáciles. Por ejemplo,
bingo, los modernos.
El verano es su época. Acaban
de estafarles con su nuevo Samsung Galaxy SIII (lo veremos adelante, pero
Android, Samsung y eso es lo que le va a los modernos, nada de Blackberrys y
iPhones) y no van a parar de atufarnos con sus fotos vía Instagram de sus
cenas, sus comidas, sus chorradas a base de sushi, yogur helado y demás materia
incomestible. Blogs llenos de fotos cupcakes, de muffins y de payasadas varias
(las madalenas estás estupendas para comer, no en fotos maldita sea). Sus
check-ins en los lugares más cool según su gusto de Madrid, los mercados y
bares más casposos, la comida menos comida que jamás hayáis visto y los filtros para las fotografías más horteras ever seen, revistas pasadas de rosca como
Vanity Fair incluidas encima de la mesa. Hay que joderse. Eso es llenar de mal
gusto Madrid, Internet y el mundo en general. Basta por favor.
El verano, visto desde un
punto de vista bien, puede ser la mejor época del año. El verano hay que
aprovecharlo. Es cierto que habrá que escuchar las ineludibles canciones del
verano, no pasa nada, una vez al año no hace daño. Es cierto que la playa está
llena de fauna insufrible, las piscinas también, llenas de trajes de baño (no
bañadores por favor) bochornosos.
Pero siempre hay esperanza.
Es momento de relajarse, de descargar estrés, tiempo de salir, de beber y comer
bien. El verano nos brinda la oportunidad de disfrutar de todas esas delicias
allá donde vayáis, de disfrutar de aromas que solo son posibles en estas fechas
del año. El olor a pescaíto frito junto con la brisa del mar y más tarde,
volviendo a casa el dulce olor a dama de noche con un cielo azul marino…
Despertarte con la banda sonora de olas batiendo sobre la costa, la pieza
musical de las banderas del paseo marítimo ondeando y golpeando contra el
mástil, el sonido de chapuzones en la piscina… todo se alinea de forma que, si
queremos, podemos crear un cuadro espectacular. Para llegar a septiembre
realizados y con la convicción de que hemos pasado un verano de bien solo
habría que seguir unas pautas para no autojoder tu verano y no joder el verano
de los demás. Chanclas (para ellos) en piscina. Básico. Caminar por ciudad con chanclas
es terrible. Serán cómodas y todo lo demás, el traje no es cómodo y se lleva a
ciertos sitios, ¿no? Pues lo mismo con las chanclas caballeros. Del sombrerito
ni hablamos. Patético en ciudad. Un hombre de bien, si lo necesita, siempre
puede llevar un panamá en la playa, pero ya está. La gorra y camiseta sin
mangas… no comments.
Más cosas. Un detalle que
siempre me pasa, sin excepción. Aquellos que llegan a la piscina de la
urbanización y se dan una vuelta saludando a todo el personal al son de “buenah
tardeh”. Caput. Terrible. Uno llega, tranquilamente, saluda correctamente a
quién tenga que saludar y a quién se lo merezca y se sienta o tumba
discretitamente, sin llamar la atención.
Apartado comida y bebercio.
Ante todo una absoluta falta de respeto y además un ridículo espantoso son
aquellas personas que llegan a un sitio y se creen amos y señores del lugar
porque bien conocen al camarero de turno que es “de toa la vida” o se creen que
por tener una cartera abultada son alguien. Reíros para vuestros adentros,
porque a ese señor seguro que hasta su perro le vacila de puertas para adentro
de su casa. Nunca hay que cometer excesos, que luego se pagan, comer y beber de
bien son también cantidades. Como siempre desterramos el agua y cocktails sin
alcohol. Para el verano Daiquiri y Gimlet Foxstrot. Cuidado, son adictivos. Si
el bolsillo lo permite champagne, por supuesto. Y de comida nada de tonterías,
lo típico del lugar. En el sur toca lo que toca y en el norte toca lo que toca,
nada de remilgos.
Ultimando, siempre es bueno
leer algo interesante y de calidad. Lo mismo con alguna peliculita rescatada de
la memoria o del cine. Este verano se estrena lo nuevo de Batman. Está llena de
hombres de bien. Batman/Bruce Wayne,Gordon, Alfred… aprended.
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