jueves, 8 de noviembre de 2012

Una Tragedia



Lo primero, lo más importante y en lo que creo que todos estamos de acuerdo más allá de opiniones personales, ideologías de este o aquel color, es la tristeza, la tristeza por algo que jamás debería haber pasado, rabia, jamás una fiesta debería convertirse en tragedia, nunca la alegría debería llegarse a convertir en llanto, nunca. Permitidme por un momento, solo una entrada, en la que quitemos de encima esta impronta irónica que nos ha caracterizado en esta barra de bar, la crítica sarcástica que me alivia soltar de vez en cuando, en fin, dejad que por un día eso quede aparcado, una entrada sobria, sin imágenes, solo palabras, lo que pienso, que espero que entendáis adecuadamente.

La noche de Halloween, esa noche la muerte dijo “hola, aquí estoy, sorpresa”. Menuda sorpresa. No dejo de leer en periódicos, televisión, programas más o menos serios, que todo el mundo habla de causas, de culpables, de aforo. Responsabilidades en definitiva. Y hacen bien. Nada debe escapar de la responsabilidad de cada uno. La falta de responsabilidad debe siempre ser castigada con el mayor rigor posible. El ansia de ganar dinero, la inseguridad del recinto, la falta de previsión… todo ha de ser adecuadamente castigado y penado, sin duda. Responsables privados y responsables institucionales o municipales, alcaldía, cualquiera que tenga algo que ver con este desastre, no ha de quedar títere con cabeza. Si uno no puede o no quiere pagar lo suficiente por asegurar el estado de 10000 personas o las que sean que no lo haga, punto.

Pero voy a otra cosa. Voy a lo que creo que esta maldita sociedad hipócrita no se atreve a decir. Realmente no se por qué, pero siento que debo decirlo y me da la gana decirlo.
Miles, millones de jóvenes entre los cuales me incluyo deberíamos hacer un análisis de riesgos propios, deberíamos ser lo suficientemente objetivos como para calcular nuestros propios riesgos y actuar en consecuencia. ¿Qué ocurre? Os diré lo que ocurre desde mi punto de vista. Que la muerte es algo que parece que no existe, por duro que suene, la gente se cree que no puede morir, y la gente joven menos aún. Creemos que salimos de una peli, en la cual los muertos se levantan al acabar de rodar. Y no. Nada de películas. Por desgracia hay papeles en esta peli que duran poco. Hemos pasado de dar el cambiazo a nuestro día de los difuntos, día de respeto y recuerdo hacia aquellos que hemos perdido por una fiesta sacada de película de Hollywood. Hemos pasado de las flores para nuestros difuntos a un carnaval ridículo burlándonos de la muerte con el único objetivo de pasarlo de puta madre un día más. ¿Qué ocurre después? Que el Halloween de verdad se presenta, siempre se presenta, y esta vez en su día. Y nos pilla descuidados, indefensos. Ya nadie advierte, educa, sobre que la muerte existe, que la muerte se presenta, y que la muerte se cobra, y muy caras además, todas nuestras ignorancias y descuidos.

Olvidamos el azar. Olvidamos sin pensarlo el “un momento, esto puede pasar”. El azar es una de las reglas que rigen este mundo más o menos cruel en el que vivimos. Es una carta más de la baraja que nos puede tocar. Hablamos de responsabilidades porque el azar ha hecho que ocurriera la desgracia. Pero si el azar hubiera hecho que no ocurriera nada… todos tranquilos. No quiero hipócritas, es así. Todos tranquilos y a esperar a la siguiente fiesta. Siempre ha habido desgracias, icebergs que aparecen de la nada contra los que chocar, siempre, y la previsión solo nos puede ayudar a atenuarlo, nunca a impedirlo.

Hay un dicho mejicano, pueblo donde veneran respetuosamente a la muerte, que dice que cuando no te toca, ni aunque te pongas… pero cuando te toca ni aunque te quites. El mundo es y será un lugar peligroso, pero parece que lo hemos olvidado, y es triste recordarlo viendo lo que ha pasado. Hace unos años los nuestros lo sabían. Ellos rendían homenaje a los difuntos. Nosotros celebramos Halloween. 

Tragedias como lo que ha pasado debería recordarnos que la vida es así, que la vida es la vida, y que hay un cobrador del frac esperando a llamar a la puerta si te despistas para llevarse algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario