martes, 20 de noviembre de 2012

De vampiros, hombres lobo y chusma crepuscular



Bang, bang. ¿Oyen? No, que no cunda el pánico, no son disparos con balas de plata, es el sonido de botellas de Champagne al descorcharse. Se preguntarán que a qué viene tanta celebración etílica a plena luz del día, se lo diré. No hay más motivo que resulta que se ha estrenado la nueva película (¿?) de Crepúsculo, Amanecer parte decimocuarta debe ser. Lejos de que piensen que soy un emo aficionado a esta patraña cinematográfica les diré que no hay alegría mayor para un humilde aficionado al cine que la noticia de que esa basura llega a su fin. Y como toda alegría, se riega con Champagne. Supongo que todas las hordas de adolescentes del club del acné, todas los modernillos y chusma similar estarán emocionadísimos con el estreno y a su vez un poco taciturnos porque ya no les van a entregar cada año una mierda más en las salas de cine. Tranquis, que pronto seguro que os estrenan 50 Sombras de Grey para que volváis a soñar…con otras cosas, en fin, que me desvío. Lo dicho, alegría inmensa regada con los mejores vinos porque esta saga lleva a su ansiado y cutre punto y final. No la he visto pero tampoco digo que no la veré, porque al fin y al cabo para criticar algo con razón hay que probarlo, pero hoy me voy a explayar cual vampiro con cuello ajeno. Ja.

Soy un nostálgico. Un nostálgico de muchas cosas. Por ejemplo, para unos la Navidad comienza cuando se encienden las luces del Corte Inglés. Para mí empieza cuando Rod Stewart, Tony Bennett, Michael Bublé, John Travolta o gente de esa calaña sacan un disco de villancicos. Es decir, para mí ya ha empezado. Stewart y Travolta este año, año santo casi. Pues resulta que también soy un nostálgico de los vampiros. De los vampiros de verdad, no de los gays con colmillos y cara de estreñidos que sacan ahora.

Soy fan de Drácula, de cómo Gary Oldman lo interpretó, del viejo Christopher Lee, de Boris Karloff. Puede que a día de hoy se vean cutres porque la gente es idiota, siento los que se den por aludidos, la verdad duele. Porque si no metes músculo, no conducen un puto Volvo sin personalidad y no son castos hasta el matrimonio pero luego parten la cama en tres ya no gusta. Tiene gracia, a esas mismas adolescentes les encantaría que un tío les golpeara con diversas herramientas de tortura como el señor Grey. Tía, o sea. Basura. Basura para adolescentes.

Donde se ponga un frac, las buenas maneras del conde, las copas de sangre, la capa, el ajo, el no verse en un espejo, y la sed de sangre de tías jamonas y suculentas, las vampiresas hambrientas de carne masculina, que se quite la mierda que vende Crepúsculo. ¿Subido de tono? Hipócritas. Que se quite la rancia de Kristen Stewart (no tan rancia eh, que luego el novio parece que tiene más cuernos que el compositor de la canción “el venao”), su novio con cara de sifilítico y el “petao” del lobo ese con cara de anormal con dos neuronas (una para hablar y otra para no hacerse sus necesidades encima…si hace una tercera cosa…echen imaginación). 

Maldita sea, el pobre conde Drácula debe estar revolviéndose en su ataúd. Si pudiera, saldría y le pegaría un bocado a Kristen pero… descubriría desgraciadamente que la chica esa parece que no tiene ni sangre por lo inexpresiva que es, sería como morder una planta, harto desagradable. Joder… me acuerdo del gran Jack Nicholson en Lobo, haciendo, evidentemente, de hombre lobo, para los más avispados…y me da tanta grima ver ahora a los hombres lobo… probablemente sean hasta abstemios. Como cambian las cosas, Jack, amigo.

Crepúsculo y toda la caca que lo rodea no es otra cosa que el reflejo de una sociedad que da bastante pena. Cuatro vampiros patéticos a más no poder, modernillos y tal son los ídolos de juventud, el toque ranciete e hipócrita (digo hipórcrita porque parece que gusta el estilo de relación entre él y ella, pero luego la gente...en fin) de la relación entre él y ella, el triunfo del bien...en fin. Los vampiros han sido y serán siempre, al menos en corazones nostálgicos como el del que escribe, seres malos, muy malos, elegantes, muy elegantes, con mucha sed de sangre de gente como los aficionados de Crepúsculo.

En fin amigos, mucho champagne, y una copita de sangre para ami amigo Drácula, mucha alegría, que el mal de Crespúsculo ya ha pasado y estoy empezando a escuchar al viejo Rod…

jueves, 8 de noviembre de 2012

Una Tragedia



Lo primero, lo más importante y en lo que creo que todos estamos de acuerdo más allá de opiniones personales, ideologías de este o aquel color, es la tristeza, la tristeza por algo que jamás debería haber pasado, rabia, jamás una fiesta debería convertirse en tragedia, nunca la alegría debería llegarse a convertir en llanto, nunca. Permitidme por un momento, solo una entrada, en la que quitemos de encima esta impronta irónica que nos ha caracterizado en esta barra de bar, la crítica sarcástica que me alivia soltar de vez en cuando, en fin, dejad que por un día eso quede aparcado, una entrada sobria, sin imágenes, solo palabras, lo que pienso, que espero que entendáis adecuadamente.

La noche de Halloween, esa noche la muerte dijo “hola, aquí estoy, sorpresa”. Menuda sorpresa. No dejo de leer en periódicos, televisión, programas más o menos serios, que todo el mundo habla de causas, de culpables, de aforo. Responsabilidades en definitiva. Y hacen bien. Nada debe escapar de la responsabilidad de cada uno. La falta de responsabilidad debe siempre ser castigada con el mayor rigor posible. El ansia de ganar dinero, la inseguridad del recinto, la falta de previsión… todo ha de ser adecuadamente castigado y penado, sin duda. Responsables privados y responsables institucionales o municipales, alcaldía, cualquiera que tenga algo que ver con este desastre, no ha de quedar títere con cabeza. Si uno no puede o no quiere pagar lo suficiente por asegurar el estado de 10000 personas o las que sean que no lo haga, punto.

Pero voy a otra cosa. Voy a lo que creo que esta maldita sociedad hipócrita no se atreve a decir. Realmente no se por qué, pero siento que debo decirlo y me da la gana decirlo.
Miles, millones de jóvenes entre los cuales me incluyo deberíamos hacer un análisis de riesgos propios, deberíamos ser lo suficientemente objetivos como para calcular nuestros propios riesgos y actuar en consecuencia. ¿Qué ocurre? Os diré lo que ocurre desde mi punto de vista. Que la muerte es algo que parece que no existe, por duro que suene, la gente se cree que no puede morir, y la gente joven menos aún. Creemos que salimos de una peli, en la cual los muertos se levantan al acabar de rodar. Y no. Nada de películas. Por desgracia hay papeles en esta peli que duran poco. Hemos pasado de dar el cambiazo a nuestro día de los difuntos, día de respeto y recuerdo hacia aquellos que hemos perdido por una fiesta sacada de película de Hollywood. Hemos pasado de las flores para nuestros difuntos a un carnaval ridículo burlándonos de la muerte con el único objetivo de pasarlo de puta madre un día más. ¿Qué ocurre después? Que el Halloween de verdad se presenta, siempre se presenta, y esta vez en su día. Y nos pilla descuidados, indefensos. Ya nadie advierte, educa, sobre que la muerte existe, que la muerte se presenta, y que la muerte se cobra, y muy caras además, todas nuestras ignorancias y descuidos.

Olvidamos el azar. Olvidamos sin pensarlo el “un momento, esto puede pasar”. El azar es una de las reglas que rigen este mundo más o menos cruel en el que vivimos. Es una carta más de la baraja que nos puede tocar. Hablamos de responsabilidades porque el azar ha hecho que ocurriera la desgracia. Pero si el azar hubiera hecho que no ocurriera nada… todos tranquilos. No quiero hipócritas, es así. Todos tranquilos y a esperar a la siguiente fiesta. Siempre ha habido desgracias, icebergs que aparecen de la nada contra los que chocar, siempre, y la previsión solo nos puede ayudar a atenuarlo, nunca a impedirlo.

Hay un dicho mejicano, pueblo donde veneran respetuosamente a la muerte, que dice que cuando no te toca, ni aunque te pongas… pero cuando te toca ni aunque te quites. El mundo es y será un lugar peligroso, pero parece que lo hemos olvidado, y es triste recordarlo viendo lo que ha pasado. Hace unos años los nuestros lo sabían. Ellos rendían homenaje a los difuntos. Nosotros celebramos Halloween. 

Tragedias como lo que ha pasado debería recordarnos que la vida es así, que la vida es la vida, y que hay un cobrador del frac esperando a llamar a la puerta si te despistas para llevarse algo.

lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Mister...? Bond, James Bond





Ya la he visto. Un 10. Entendedme, realmente el 10 es Casablanca, Liberty Valance y poquito más. Me refiero a un 10 coloquial vaya, un 10 de barra de bar, de conversación entre amigos y martinis mezclados pero no agitados, no un 10 cinéfilo.

Hablo de Skyfall. Si creen que es una nueva ginebra puñetera hagan el favor y salgo rápidamente de aquí, porque les juro que estoy deseando emplear el rifle, la Walther PPK es de 007 y solo de él. La nueva peli de Bond vaya. Nunca, desde aquellas decadentes y trasnochadas, misóginas pero fantásticas y entrañables pelis del viejo Sean Connery de los 60 había tenido esta sensación. Es cierto que hay pelis de Bond más recientes que son correctas, o incluso bastantes buenas, como Goldeneye (Tina Turner, vaya clásico) o Casino Royale (su "me pica un poco..." es memorable)… pero Skyfall tiene ese algo que la convertirá en un clásico. Ese algo no es solo Daniel Craig, para mí un Bond muy Connery. Tiene mucho más. 

Empieza la película y después de una de las persecuciones más curradas de los últimos tiempos… Adele. ¿Quién si no? (Escuchad este enlace) Brittish Style. Vozarrón. Rompe y rasga. Tema Bond de principio a fin, con unos créditos de inicio correctos sin llegar a lo magistral de Goldeneye. Pero Adele es Adele. Ya es mi canción favorita de Bond.

Posteriormente vemos la debacle del héroe, la pérdida total de ilusión, y de facultades, por un trabajo “al servicio de su Majestad”. Pero vuelve, 007 siempre vuelve, cuando Inglaterra le necesita. Falto de entrenamiento, alcoholizado a más no poder, con menos puntería que una pistola de feria… pero vuelve…”por Inglaterra James”. Terco como el bulldog de porcelana que tiene M en su escritorio, decidido a defender a su país a sabiendas que no las tiene todas consigo. Eso son cojones. Brosnan era elegante pero no tenía huevos. Craig sí. Es el gran favor, por muchos que otros digan lo contrario, que le ha hecho Jason Bourne a Bond. Le ha espabilado, le ha quitado el cliché ese de inglés estirado que le dieron Roger Moore y Pierce Brosnan, le ha modernizado. Se ha dejado de relojes Omega con láser a ser simplemente putos relojes espectaculares. Se ha dejado de mierdas de BMW teledirigidos y se pasa al Aston Martin DB5 de los 60, con asientos eyectables por si el copiloto se pone pelmazo, ha olvidado lo petardas que eran las chicas Bond y las deja casi como figurantes, ya ni personajes secundarios. 

Luego está la fotografía. Joder. Qué fotografía. Hay momentos de la peli en que deja de ser una peli de Bond y se convierte en arte audiovisual. La escena del rascacielos de Shanghái. La pelea a contraluz en plano fijo… No words.

Y luego está Bardem, claro. He de decirlo, lo digo, venga va. Me caen gordos no, lo siguiente, la familia Bardem y todo lo que les rodea, pero… es un actor con mayúsculas. Sería infantil y sería un completo capullo si no lo reconociera. Es el mejor villano en una peli de Bond. Se come la pantalla. La entrada de Bardem en la película es magistral, retorcida. Hay momentos en que casi se come al propio Bond. Y claro, una peli de Bond tiene todo el recorrido que le permite solo y exclusivamente el malo de turno, y Bardem se entrega al máximo, sacando partido a su particular habilidad para actuar de zumbado... y lo peta, claro. Que por algo tiene un Oscar.

Finalmente Bond, James Bond. Gustará más o menos. Pero un momento… ¿Gente que lleva calcetín blanco se atreve a decir que Daniel Craig es bruto y poco elegante? ¿Gente con Vans en los pies lo repite? ¿Hablan los que no se abrochan los botones de los cuellos de las camisas con botones? ¿Gente que lleva las corbatas con el nudo del tamaño de un puño? ¿Gente que usa camisas de manga corta? ¿Gente que no conoce ni por asomo el significado de la palabra elegancia habla? Callad. Aprended. Y luego, suponiendo que hayáis aprendido algo, hablad. Dos de sus tres películas son dos de las mejores pelis de Bond. Superan probablemente a 20 de las 21 restantes. Calza los trajes de Tom Ford como un guante, y en esta película recuerda muchísimo al viejo Connery. Todo ésto es un hecho. Por algo será. La nostalgia trasnochada de “Oh, donde se ponga Connery… Oh, donde esté Roger Moore…”. Joder. Que rancio es todo, ¿no? La nostalgia es rancia, más rancia aún que Roger Moore...que ya es decir. Vivimos en el 2012. Daniel Craig es el mejor Bond que podíamos tener a día de hoy, y no es conformismo por mi parte, para mí está al nivel de Connery en todo. Salvo porque Connery bebía y fumaba, y a Craig lo puto políticamente correcto no le deja fumar, pero de beber sabe un rato el viejo Daniel.

Pequeños guiños y homenajes a la vieja escuela de Bond... por fin vuelven Q y Miss Moneypenny, ametralladoras en los faros del DB5, un nuevo M masculino (Ralph Fiennes) que me parece un recambio estupendo a la gran Judi Dench, la frase "solo para sus ojos" de Bond, el clásico "007, M le espera" en el despacho de Moneypenny al final de la película...

Un nuevo Bond al estilo del viejo Bond. Un clásico. El cielo plomizo de Inglaterra puede intentar caer, pero no sobre Bond, no mientras que esté él.

Después de todo solo me queda pensar en la última frase de la película… “007 volverá”. Lo sé. Lo sabemos. Siempre vuelve. Por suerte.